El animal, sujeto de la pintura, despliega gracia y majestad
en el lienzo. El artista está representado con su doble. Desnudos ambos, uno
está sentado en la parte posterior de la jirafa y observa el horizonte,
mientras que el otro está colgado del cuello de la jirafa, en plena
"escalada".
La desnudez como ilustración de su vulnerabilidad, ¿buscan
las dos mujeres seguridad en la parte posterior de este símbolo pacífico cuya
estatura exige respeto? Pero, ¿qué aspecto tiene el vigilante tan en serio? ¿Se
avecina peligro en el horizonte? ¿Y subir al escalador la lleva a una posición
más segura?
La presencia del pic-beef planteado entre las dos ninfas
también evoca un parasitismo: ¿el Hombre, agente destructivo de los vivos, el
último parásito de la Naturaleza?
El fondo muy ingenuo de la pintura, que incluye una multitud
de motivos de plantas tupidas que recuerdan al arte aborigen, contrasta con el
realismo pictórico de la jirafa y los personajes. Una pintura entre sueño y
"realismo mágico".