"Ahora, observen este impulso ..." Recordamos esta
frase del presidente George W. Bush en 2002 mientras golpea con orgullo su
pelota de golf después de declarar su guerra contra el terrorismo.
Aquí, su macabro club, el nuevo maestro del mundo
occidental, está a punto de golpear una pelota que se parece a nuestro globo
con la misma determinación. Está librando una guerra que no dice su nombre
contra la biodiversidad y, finalmente, contra la humanidad.
En un fondo crepuscular, los osos con sus crías son testigos
indefensos del poder de destrucción encarnado por este ser irrisorio con
vanidades hinchadas.