Un viaje lejos de la civilización, en un oasis donde los
tigres blancos han encontrado refugio.
Toda la atención de los felinos se centra en la pequeña que
está saltando la comba sin preocuparse un poco por su entorno. El vestido rojo
del niño evoca una Caperucita Roja contemporánea. Los tigres han reemplazado al
lobo en el bosque: parecen gatos grandes e inofensivos, y el blanco de sus
pelajes puede sugerir las figuras de ángeles protectores. Esta puesta en escena
también recuerda al libro de la selva.
Una vez más el imaginario al servicio del cuento divertido.